CURSO DE CREATIVIDAD ON-LINE

CREATIVIDAD ES IGUAL A COHERENCIA

El pensamiento creativo no es más que la destreza para producir ideas sustentables que satisfagan metas de índole diversa. La fuente del pensamiento creativo es nuestro ingenio e imaginación y su basamento es nuestra cultura general, nuestro acervo intelectual. La creatividad reposa en nuestros conocimientos y experiencia, en el valiosísimo e impostergable “saber hacer” (el término anglo “know how”) tan apreciado en los círculos empresariales, sin perder pero que ni un solo ápice de vigencia.

El pensamiento creativo consiste en establecer relaciones inéditas, relaciones no vistas por el grueso de nuestros semejantes, entre ideas, objetos, hechos, situaciones, procesos, escenarios. El pensamiento creativo es, entonces, un vínculo (link) o, mejor dicho, un proceso de vinculación con nuestro entorno de manera fresca, novedosa, ingeniosa y fluida. El pensamiento creativo busca la fluidez de vínculos y procesos en simultaneidad. El pensamiento creativo es incluyente y polivalente. El pensamiento creativo ejerce la convivencia y la conciliación de ideas e intereses diversos. Es por ello que el pensamiento creativo apuesta, ecológicamente, por la biodiversidad sustentable. El pensamiento creativo resulta asertivo y proactivo, valiéndose de un lenguaje posibilitador que no niega a priori las opciones desplegadas. El pensamiento creativo asciende por sobre cualquier conflicto (o disparidad de criterios) para poder obtener una perspectiva “aérea” que le brinda una visión panorámica de los múltiples escenarios en juego.

Recuerden que el pensamiento creativo abarca de lo general a lo específico sin subestimar el valor relevante de los más minúsculos detalles. La divinidad, el virtuosismo, reside en los detalles, en la precisión encantadora, en la minuciosidad que salva vidas oportunamente. Ningún talento creativo es fruto de la improvisación analfabeta, disfuncional e irresponsable. La charlatanería proselitista es una fachada que se deshilacha con la misma facilidad (y falsa felicidad) con la que se enarbola en la imaginería popular. Por tanto, el pensamiento creativo no se vale de los arquetipos, salvo para hacer inteligible su mensaje, aunque dosificando el efectismo para evitar la demagogia y la promiscuidad de la ignorancia. El pensamiento creativo predica con el ejemplo de su sobriedad discursiva y proactividad coherente.